miércoles, 12 de febrero de 2014

Al final del arco iris

Los colores de Karina K 
por Ximena Biosca

Que un regalo y un deseo se encuentren puede ser una feliz casualidad; pero podemos sospechar una sabia causalidad en la unión de Ricky Pashkus (a quien le obsequiaron los derechos de la obra) y Karina K (que anheló ese papel por mucho tiempo): ella parece encarnar el mísmisimo espíritu de Judy Garland, su esencia, y definitivamente no su imitación.

El argumento (de Peter Quilter) es sin duda sencillo, pero porque lo que se describe es la vida de Judy en sus últimos momentos a manos de lo que fuera su karma durante toda su vida, sus adicciones: pastillas, alcohol y trabajo. Exigencia ineludible para quien fue “obligada” a ser una estrella (no pudo con su sino familiar de vaudeville), Judy tiene que volver a los escenarios de la mano de quien fuera su manager y último marido (Mickey), que se encarga de armar una serie de conciertos en Londres para sobrevivir, tapar deudas y también revertir la imagen de estrella en decadencia y energizar su “ego” alicaído. Su gran pelea es contra sus dependencias, pero su pareja y su pianista (el tierno y protector Anthony) también quedarán atrapados en esa guerra amor-odio en la que son “funcionales”.

Este drama musical muestra la gran pericia de su director Ricky Pashkus, quien la concibió en función de su protagonista. El texto parece simple pero es pragmático y eficaz. Escenografía, orquesta (el hotel que se “convierte” en escenario con el gran letrero de “star”) y personajes (sobre todo Anthony) están al servicio de la Judy/Karina.

Decir que Karina K es una enorme actriz, proteinforme y profunda es la repetición de una evidencia. Pero es que su Judy es un acto de amor puro, entrañable: su Garland es descomunal. Se la ve transformarse en el escenario y su parecido es indiscutible (esta cronista reconoce más a Liza por una cuestión generacional), pero no en el sentido de imitación, sino en el de metamorfosis y apropiación del personaje. En Judy/Karina cabe todo: canta y dice en diferentes estados, se emborracha, se mira al espejo-camarín-valija (hallazgo escénico que refuerza sus migraciones internas y físicas), sufre síndrome de abstinencia y se despoja de todo sin necesidad de desnudarse. Así como la vemos sufrir y transformarse la vemos interpretar como nadie los clásicos temas de Garland (con una traducción muy buena y atinada) de parte de Karina K y el maestro Alberto Favero. En la ascendente escalada de Karina K en el musical argentino (ya fueron hitos su Cabaret y Souvenir) esta sin duda es su bisagra. Será otra después de esta última encarnación.

Karina K -otro síntoma de la materialización de la obra que ha hecho el equipo- encuentra en el maestro Alberto Favero el socio ideal para adueñarse de Judy: se adivinan, se presienten, se complementan, aun cuando la orquesta aparece atrás en las partes en que se simula el show. Esperemos que esta dupla tenga mucho futuro; no olvidamos el antecedente de la antológica versión de Eva.

Párrafo aparte merecen las escenas con Antonio Grimau como el tierno pianista. Todo en él es medido y en función del lucimiento de Karina K. Un gran hallazgo de la puesta. Respecto de Federico Amador como el marido “aprovechador” y "esclavo”, su interpretación del personaje (es sabido que lo tomó hace poco tiempo) se irá affiatando y ablandando en la medida que trascurran funciones.

Dolor, felicidad, cenit, estrellato, angustia, congoja, patetismo, brillantez, arrepentimiento, lucidez, sordidez, todo es Judy, todo es Karina K. Después de ver esta inmensa interpretación de Garland, uno se siente energizado y exhausto; en otras palabras, completamente vivo, con todas las contradicciones que eso implica. Es lo que produce ser testigo de una actuación incondicionalmente comprometida, sin mencionar sensacional, en todos los sentidos de la palabra. Más allá del arco iris.

Al final del arco iris. Actúan: Federico Amador, Antonio Grimau, Karina K, Víctor Malagrino Músicos: Quintino Cinalli, Arturo Puertas Vestuario: Pablo Battaglia Escenografía: Héctor Calmet Diseño de luces: David Seldes Stage Manager: Juan Manuel Caballe Fotografía: Machado Cicala Morassut Utilero: Marzoratti Asistencia de dirección: Lucila Zin Prensa: Tommy Pashkus Producción general: Javier Faroni Dirección musical: Alberto Favero Dirección: Ricky Pashkus
TEATRO APOLO (EX LORANGE) Corrientes 1372 Capital Federal - Buenos Aires - Argentina Teléfonos: 4371-9454 Web: http://www.teatroapolo.com.ar/ Entradas desde: $ 180,00 - Miércoles - 21:00 hs - Hasta el 26/02/2014 Entradas desde: $ 180,00 - Jueves - 21:00 hs - Hasta el 27/02/2014 Entradas desde: $ 180,00 - Viernes - 21:00 hs - Hasta el 28/02/2014 Entradas desde: $ 180,00 - Sábado - 20:30 hs y 22:45 hs - Hasta el 01/03/2014 Entradas desde: $ 180,00 - Domingo - 20:30 hs - Hasta el 02/03/2014

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